En los callejones del silencio hay una pequeña luz
Y a sus pies alumbra a una mujer, que con su mirada
Apunta a las sombras y a sus arrugadas manos
Sus pies atados, están descalzos en la oscuridad
No saben ya tiritar, no pueden dormir de tanto mal sueño
Su mirada no reluce, solo luce un tímido susurro de piedad
No es pobreza su malestar, ella es pobre de otras luces
Ella rompió mil vidas, y quedó muda de su propio veneno
Sostuvo en sus manos un hediondo poder, que la hacía princesa
Y entre vanidades dejaba secos a los mejores corazones
Todavía vive, se escuchan contracciones en su alma, y aun
Aun la alumbra esa luz, única luz que le alumbra el pecho
Alma griega de valor y fuerza, alma que no es más que cartón
De a poco las gotas del odio rellenan sus ojos,
Ojos que no saben amar..
Piensa mucho, siente poco, duele como ácidos en las heridas
Supo usar su voz de ángel, y doler como un demonio
Siempre besa de una manera diferente,
Y nutre su crueldad, de besos mal apostados
Tiene ese callejón, donde las horas se le recuestan en la espalda
Adornado de tristezas, y risas de alcoholes
Dice el murmullo del barrio, que nunca la han visto llorar
Dicen que su hermoso lunar, se le ha vuelto cáncer
Y que sus piernas tienen las impurezas de las mentiras.
En noches de lluvias y trazos de truenos
Sus pasados pasan por la vereda de enfrente, y aun tiemblan al verla
Pero se ríen, con el orgullo medio escondido, tal como ella lo hacía
Salvo uno..
Un hombre que la visita en días de eclipse..
Los que lo han visto dicen que siempre usa gamulan negro
Tiene el pelo como un lobo, y la mirada roja
Su barba no se acomoda bien, lo hace parecer un brujo
Un viejo brujo, que le lee hechizos, y conjuros
En los días en que la luna tapa al sol, se liberan esas magias
Para arrancarla de su oscuridad, y llevarla a navegar por un baldío
En donde le hace el amor, sin amor
Y la besa sin labios, y la acaricia como ella mas lo desea
Sin tocarla..
Ella lo mira, desea sentirlo, pero el solo sabe decirle una palabra
Se la murmura en voz baja, y ella se duerme suavemente
El hombre la devuelve a su frío paredón,
Y al despertar ella siempre se pregunta,
Porque no puedo morir?
Y la voz del desamor siempre le responde
Como una flecha en cada pálpito diciéndole…
Princesa no morís,
Porque la misma muerte
Prefiere odiarte
Algún día llorarás princesa
Ese día, esa noche…
Te llevaré conmigo.
Y a sus pies alumbra a una mujer, que con su mirada
Apunta a las sombras y a sus arrugadas manos
Sus pies atados, están descalzos en la oscuridad
No saben ya tiritar, no pueden dormir de tanto mal sueño
Su mirada no reluce, solo luce un tímido susurro de piedad
No es pobreza su malestar, ella es pobre de otras luces
Ella rompió mil vidas, y quedó muda de su propio veneno
Sostuvo en sus manos un hediondo poder, que la hacía princesa
Y entre vanidades dejaba secos a los mejores corazones
Todavía vive, se escuchan contracciones en su alma, y aun
Aun la alumbra esa luz, única luz que le alumbra el pecho
Alma griega de valor y fuerza, alma que no es más que cartón
De a poco las gotas del odio rellenan sus ojos,
Ojos que no saben amar..
Piensa mucho, siente poco, duele como ácidos en las heridas
Supo usar su voz de ángel, y doler como un demonio
Siempre besa de una manera diferente,
Y nutre su crueldad, de besos mal apostados
Tiene ese callejón, donde las horas se le recuestan en la espalda
Adornado de tristezas, y risas de alcoholes
Dice el murmullo del barrio, que nunca la han visto llorar
Dicen que su hermoso lunar, se le ha vuelto cáncer
Y que sus piernas tienen las impurezas de las mentiras.
En noches de lluvias y trazos de truenos
Sus pasados pasan por la vereda de enfrente, y aun tiemblan al verla
Pero se ríen, con el orgullo medio escondido, tal como ella lo hacía
Salvo uno..
Un hombre que la visita en días de eclipse..
Los que lo han visto dicen que siempre usa gamulan negro
Tiene el pelo como un lobo, y la mirada roja
Su barba no se acomoda bien, lo hace parecer un brujo
Un viejo brujo, que le lee hechizos, y conjuros
En los días en que la luna tapa al sol, se liberan esas magias
Para arrancarla de su oscuridad, y llevarla a navegar por un baldío
En donde le hace el amor, sin amor
Y la besa sin labios, y la acaricia como ella mas lo desea
Sin tocarla..
Ella lo mira, desea sentirlo, pero el solo sabe decirle una palabra
Se la murmura en voz baja, y ella se duerme suavemente
El hombre la devuelve a su frío paredón,
Y al despertar ella siempre se pregunta,
Porque no puedo morir?
Y la voz del desamor siempre le responde
Como una flecha en cada pálpito diciéndole…
Princesa no morís,
Porque la misma muerte
Prefiere odiarte
Algún día llorarás princesa
Ese día, esa noche…
Te llevaré conmigo.
1 comentario:
Hay que darle a la princesa de frio hamacas y recuerdos calientes...
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